viernes, 29 de octubre de 2010

De mi propia estupidez

La suma de unas cuantas torpezas por mi parte y de otras tantas estupideces ajenas que me ha tocado sufrir periódicamente en los últimos tiempos, acompañadas de algunos sustos morrocotudos con mis hijos y con mi salud, han conseguido sumirme en una ya demasiado larga temporada de eso que llaman depresión. O dicho de otro modo: me han hecho cruzar la frontera que va del estado de estupefacto al de directamente estúpido.
No quisiera ser frívolo con un problema que sume en un infierno a tantas personas. Sólo quiero hacer mi propia catarsis a través de la ironía.
Estoy fraguando una hipótesis según la cual no pocas de las llamadas depresiones que tan a menudo sufrimos los estresados humanos del primer mundo no son otra cosa que una especie de estupidez que ha dejado de ser episódica y se ha convertido en crónica. Es más, si nos ajustamos a la sabia taxonomía de Cipolla, estaríamos ante un claro ejemplo de superestupidez:
La gran mayoría de personas estúpidas son fundamentalmente y firmemente estúpidas; en otras palabras, insisten con perseverancia en causar daños o pérdidas a otras personas sin obtener ninguna ganancia para sí, sea esto positivo o negativo. Pero aún hay más. Existen personas que, con sus inverosímiles acciones, no sólo causan daños a otras personas, sino también a sí mismas. Estas personas pertenecen al género de los superestúpidos.
Al menos ese es mi caso: estoy causando perjuicios a los que me rodean –que, para más inri, son quienes más me quieren-, y no sólo no obtengo un beneficio para mí –como haría un malvado-, sino que obtengo el perjuicio de estar jodido. ¡Qué estupidez!
Me consuela pensar que esta estúpida bajada a los infiernos está tocando fondo, que este opus nigrum empieza a clarear, a abrirse paso entre las sombras. Hablaba Jung del encuentro con la propia sombra, y quiero creer que es eso lo que a duras penas he conseguido atrapar en los versos de estos dos sonetos inspirados en mi admirado Lope (Desmayarse, atreverse, estar furioso…) y en mi querido Miguel Hernández (Umbrío por la pena, casi bruno…):

AUTORRETRATO
(Verano de 2010)

Borroso, gris, nublado, anochecido,
Difuso, umbrío, opaco, solitario,
Sumiso, oscuro, bruno, funcionario,
Escaso, vil, fatal, descolorido,

Espeso, triste, mal acontecido,
Confuso, feo, impar, penitenciario,
Moroso, infiel, formal, innecesario,
Iluso, funeral, calvo, jodido,

Leso, mordido, malo, vulnerado,
Morboso, irracional, cerril, boludo,
Omiso, horizontal, ausente, a un lado,

Inciso, cruel, mordaz y peliagudo,
Payaso, lenguaraz, desafinado,
Sin seso, tardo, lerdo, cojo… y nudo.


AUTORRETRATO 2
(Verano de 2010)

Ileso, pero siempre malherido,
Obtuso, como un ángulo cansado,
Diviso, aunque conjunto abigarrado,
Ruinoso, sin haberme construido,

Con paso apelmazado y distraído,
Con hueso más que carne cocinado,
Con poso a duras penas reposado,
Con ese qué sé yo que me ha jodido.

El caso es que estoy preso en este nudo,
Ansioso por librarme de este enredo,
Obseso por un quiso que no pudo.

Por eso, aunque vencido, salgo al ruedo
Con ese tieso afán tan testarudo
Que quiso donde el caso es que no puedo.

6 comentarios:

unamasuno dijo...

Amigo petros, confirmando mis pensamientos recibo tus inquietantes noticias y de ello mi atrevimiento a la ardua tarea de darle sentido a lo que quiero.
Lamentarse,
inquietarse,
morderse,
pararse,
lastimarse y no perderse;
Altiva se sugiere el Alma.


Francisco de Quevedo


Prevención para la vida y para la muerte

Si no temo perder lo que poseo,
ni deseo tener lo que no gozo,
poco de la Fortuna en mí el destrozo
valdrá, cuando me elija actor o reo.

Ya su familia reformó el deseo;
no palidez al susto, o risa al gozo
le debe de mi edad el postrer trozo,
ni anhelar a la Parca su rodeo.

Sólo ya el no querer es lo que quiero;
prendas de la alma son las prendas mías;
cobre el puesto la muerte, y el dinero.

A las promesas miro como a espías;
morir al paso de la edad espero:
pues me trujeron, llévenme los días.

Anónimo dijo...

He llegado hasta aquí a través de mis estadísticas (las de mi blog, claro).No te he conocido por los ojos. Me ha atraído el título...he empezado a leer y no he podido dejar de hacerlo con interés y una sonrisa, hasta que he llegado a tu perfil y es cuando te he conocido, entonces he reído más fuerte y he entendido porqué siempre te he apreciado (y te aprecio, que conste).
Veo que tu estupidez se ha dejado ver por ti, ahora sólo tenéis que dialogar sin entorpeceos mutuamente.
Mañana, sin sueño, volveré a leer tus versos y terminaré de leer tu "extenso blog". Siempre me han gustado los adjetivos, sobre todo cuando son algo sombríos...Me tomo la confianza de aplicarme "Ruinosa sin haberme construido"
Besos grandotes...y animados.
pd. gracias por el enlace.

Anónimo dijo...

"Borroso, gris, nublado, anochecido,
Difuso, umbrío, opaco, solitario,
Sumiso, oscuro, bruno, funcionario,
Escaso, vil, fatal, descolorido"

¿Y si jugamos a darle la vuelta?

Brillante, azul, sereno, amanecido,
Cabal, radiante, claro, hospitalario,
Rebelde, llano, puro, libertario,
Repleto, noble, fausto, colorido...

Ánimo y Ánima, querido Petros

Pikatrix

Anónimo dijo...

Vaya! te me adelantaste al juego Pikatrix , jajaja...como palabras abundan...dejaré otro.

Luminoso,añil, plácido, alboreado,
Sensato, dichoso, nítido, acojedor,
Levantisco, accesible, limpio, anárquico,
Satisfecho, bondadoso, boyante, tornasolado....

Anónimo dijo...

Jajaja, los versos luminosos nunca están de más, klimtbalan, y menos si son para animar a Petros. Por cierto, ¡me encantan tus blogs!.

Para Petros: soy Patricia, por si no me reconocías como Pikatrix, ¡que han pasado muchos años!...

Saludos!

Petros de Panópolis dijo...

Muchas gracias, amigas y amigos, por tan bellos, sentidos, raudos y benditos ánimos que generosamente ma habéis brindado. Estoy realmente emocionado por este privilegio de sentir de forma nítida y plena el auténtico sentido de la palabra "conspiración": compartir un mismo espíritu...o, poniéndonos más místicos, dejarse respirar por el mismo y único espíritu que a todos nos alienta.
Hasta ahora, dejándome llevar por una cierta y misantrópica desconfianza en el ciberespacio, pensaba que no conviene olvidar que una red no es otra cosa que un conjunto de agujeros atados por una cuerda... Pero empiezo a creer que una red además es un tejido, una textura, un texto polifónico cuyo rumor puede oscilar entre el vocerío arrabalero de facebook y la Armonía de las esferas. Depende de la voz...y del oído, es decir, de los vaivenes del espíritu que a todos nos respira.
Gracias otra vez, mis inspirad@s aig@s.

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