martes, 4 de enero de 2011

Mucha mierda


No es un secreto que los titulares de los derechos de autor, sólo inicialmente coinciden con los autores reales (titulares originarios). Los titulares que ostentan los derechos, en su mayoría, son empresarios, editores, u otros agentes que obtienen los derechos de manos de los autores, en muchas ocasiones mediante contratos leoninos, pagando sumas irrisorias y asumiendo los mínimos riesgos. Estos son los que ejercen el lobby en nombre de los derechos del autor para obtener la prolongación de los plazos, promover la lucha antipiratería y muchas otras demandas.
Aunque es un secreto a voces que  tras la máscara reivindicativa de los derechos de autor no pocas veces se esconde el ansia viva de lucro, algunos de nuestros autores-creadores pretenden desviar nuestra atención de tan lucrativo negocio –que tiene mucho más de industria que de cultural-, insistiendo en el carácter severamente delictivo de todo intento de aliviar o eludir los abultados cánones que protegen tales “derechos”. Y lo más grave es que la inmensa mayoría de los creadores y artistas del pasado y el presente han estado muy lejos del lucro inmundo que exhiben hoy muchos de los famosos. La cuestión es que son precisamente los privilegiados que han conseguido dar el pelotazo los que ladran quejándose por el supuesto robo –en realidad lucro cesante- que les supone cada descarga. Veamos cómo argumentan tres de ellos, un músico, un actor y un escritor, en los respectivos artículos con los que, sin cortarse ni un pelo, han salido al ruedo en los últimos días. 
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