Para mi amigo Luis, que en su retiro de El Paular, sé que a escondidas fumando espera... a aquello que Dios quiera.
Primero tuvimos que digerir el desengaño de que el hombre del Marlboro en relidad no nos invitaba a ser hombres, sino adictos al cóctel politóxico que mezclan con el tabaco. (Algo parecido al trauma que le supuso a nuestras madres enterarse de que su amado Rock Hudson era gay). Luego asumimos el sacrificio impagable de ponernos cívicos con el tabaco y no obligarle a fumar al prójimo. Y ahora resulta que llegan los vaqueros mafiosos de Las Vegas a montarnos una megaludoteca para adultos en el puto corazón del país, y estamos dispuestos a cagarnos en nuestras leyes -y de paso en nuestros sufridos excombatientes del tabaco, entre los cuales me cuento, con 30 años de servicio fielmente cotizados-, y estamos preocupados de que les falten los ceniceros...
Primero fue el fumando espero al hombre que yo quiero, y ahora nos hemos quedao con el mono y el parche de nicotina, mientras que llega el hombre que nadie espera para fumarse nuestras leyes y seguir añadiéndole dígitos a su "pequeña" fortuna personal de 25.000 millones de dólares.
Conste que nunca he compartido esa perversa inversión del sentimiento que supone pasar del tabaquismo a la liga antitabaco. Por el contrario, como excombatiente que soy, me compadezco sinceramente de las penurias a las que hoy tiene que hacer frente el fumador convicto. Pero que venga un yanqui sionista a fumarte en la cara, y de paso llenar de indeseables el patio de tu casa, a cambio de una mísera propina por sujetarle el cenicero, mientras la pasta gansa se va como el humo a paraísos fiscales, es como para enviarle al susodicho una caja de Farias con nuestros mejores deseos de que los disfrute... como supositorios.
Primero fue el fumando espero al hombre que yo quiero, y ahora nos hemos quedao con el mono y el parche de nicotina, mientras que llega el hombre que nadie espera para fumarse nuestras leyes y seguir añadiéndole dígitos a su "pequeña" fortuna personal de 25.000 millones de dólares.
Conste que nunca he compartido esa perversa inversión del sentimiento que supone pasar del tabaquismo a la liga antitabaco. Por el contrario, como excombatiente que soy, me compadezco sinceramente de las penurias a las que hoy tiene que hacer frente el fumador convicto. Pero que venga un yanqui sionista a fumarte en la cara, y de paso llenar de indeseables el patio de tu casa, a cambio de una mísera propina por sujetarle el cenicero, mientras la pasta gansa se va como el humo a paraísos fiscales, es como para enviarle al susodicho una caja de Farias con nuestros mejores deseos de que los disfrute... como supositorios.
1 comentario:
¿Quién teme a Sheldon Adelson?
El tabaco es una droga bien conocida por los españoles, que ya cuando llegó Colón a América les faltó tiempo a algunos marineros para engancharse a fumar. Y precisamente por la "proeza" de haber traído a España y al resto de Europa el hábito de fumar es recordado un tal Rodrigo de Jerez con una placa en Ayamonte. Sólo falta promoverle a hijo predilecto y benefactor de la Humanidad.
¿Y qué decir de nuestros más encumbrados dirigentes? ¿No es conocida su afición a todo tipo de corruptelas para favorecer económicamente a sus amigos y a los amigos de sus amigos, incluso modificando las leyes si es preciso? ¿Y no van a ayudar a un colega que dice que va a dar el pelotazo en Alcorcón y que algo les quedará?¿Y si después de preparar la cama ni siquiera viene?
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